La erupción del volcán Nevado del Ruiz mató a más de 23.000 de sus 25.000 habitantes.
La noche del 13 de noviembre de 1985, la fuerza de la naturaleza cambió para siempre la vida de Armero, un pueblo próspero del centro de Colombia que fue borrado de la faz de la tierra por una avalancha causada por la erupción del volcán Nevado del Ruiz, que mató a más de 23.000 de sus 25.000 habitantes.
Cuarenta años después, la zona es un pueblo fantasma y un enorme camposanto cubierto de frondosos árboles, matorrales, tumbas y casas marcadas con apellidos de familias que luchan contra la intemperie para que no se borren los nombres de quienes las habitaron.

Sin embargo, otros 18 familiares, entre tíos y primos, «quedaron acá cuando todo pasó», recuerda.
Nova se capacitó como guía turístico para «divulgar la memoria histórica de Armero«, y su experiencia y deseo de entender lo sucedido lo han llevado a investigar la tragedia, de la que dice que fue «enorme» no solo por la gente que murió sino por la magnitud del desastre.

«Fueron 100 millones de metros cúbicos de lodo, rocas y agua los que arrasaron Armero«, relata, apuntando que el amasijo de muerte viajó a una velocidad promedio de 30 o 35 kilómetros por hora «con un ruido infernal».
Por eso, «cuando (la avalancha) llegó a Armero, como todo venía encajonado por el cañón, fue como si se abriera una llave», explica.