Usuarios y gremios advierten que la medida, planteada como solución transitoria, encarecería el metro cúbico y afectaría a más de 17 mil empresas.
A menos de seis semanas del vencimiento del contrato de concesión con la empresa Triple A, la Alcaldía de Soledad presentó al Concejo Municipal un proyecto de acuerdo que contempla una alternativa urgente para garantizar el suministro de agua potable en el 50 % del municipio que no está cubierto por la actual concesión: la compra de agua en bloque.
La propuesta, que sería aplicada a partir del 1 de octubre si es aprobada, consiste en que un nuevo operador compre agua tratada a Triple A para abastecer la zona no concesionada, mientras se adelanta un proceso licitatorio para seleccionar un nuevo concesionario. Sin embargo, el documento advierte que el valor del metro cúbico podría duplicarse respecto a las tarifas actuales.
La medida ha generado rechazo entre líderes comunitarios y gremios empresariales. “Pagamos un servicio y hay falencias en las redes de acueducto y alcantarillado, entonces no nos pueden pedir más”, expresó un vocero del barrio El Carnero, donde él mismo afirma que el suministro es intermitente y de baja potabilidad.
Desde el sector productivo, la Corporación Empresarial del Oriente del Atlántico (CEO) alertó que cerca de 17 mil empresas —entre micro, pequeñas, medianas y grandes— podrían ver afectada su operación por el alza en las tarifas. “Salir del mercado regional que aplica Triple A encarece el servicio al perder economías de escala”, explicó Diana Cantillo, directora ejecutiva de la entidad.
Actualmente, Soledad se abastece del acueducto de Barranquilla gracias a una interconexión establecida en el contrato de 2001. La nueva Planta Cruz de Mayo, en construcción, solo cubriría al 48 % de la población, por lo que el resto del municipio dependería de esta compra en bloque mientras se construye una nueva planta para la zona no concesionada.
Prórroga en vilo y concesión a largo plazo: el limbo del servicio
El proyecto de compra en bloque no es el único movimiento que ha generado controversia en el Concejo de Soledad. A comienzos de agosto, los cabildantes aprobaron en primer debate una nueva concesión del servicio de acueducto y alcantarillado por 30 años, con inversiones proyectadas por $1.9 billones. La iniciativa busca reemplazar el contrato actual con Triple A, que vence el 30 de septiembre, y establecer un nuevo operador que asuma la totalidad del municipio.

Sin embargo, la prórroga de seis meses al contrato vigente —necesaria para garantizar la continuidad del servicio mientras se realiza la licitación— quedó en el aire. El Concejo solicitó a la Alcaldía presentar un proyecto separado para discutir esa extensión, lo que ha generado incertidumbre sobre el suministro a partir de octubre.
“Estamos en una carrera contra el tiempo. Si no se aprueba la prórroga ni se adjudica la nueva concesión, Soledad podría quedarse sin agua”, advierten desde el concejo. La situación se agrava por la falta de documentación en el proyecto inicial, que no cumplía con la reglamentación interna del Concejo y fue archivado temporalmente.
¿Los ciudadanos no confían en Triple A?
Aunque Triple A ha sido el operador del servicio durante más de dos décadas, su gestión ha sido objeto de múltiples cuestionamientos. En sesiones recientes del Concejo, varios cabildantes denunciaron incumplimientos en obras clave como la Planta de Tratamiento de Agua Potable (PTAP) y la red de alcantarillado en sectores vulnerables.
“Hay barrios donde el agua llega con baja presión, con color turbio, y donde el alcantarillado colapsa cada vez que llueve. No podemos seguir con un operador que no responde a las necesidades de la gente”, expresó la concejala María José Acuña durante el debate del 13 de agosto.
La ciudadanía también ha manifestado su inconformidad. En redes sociales y medios locales, líderes comunitarios han compartido videos y testimonios sobre la precariedad del servicio, especialmente en zonas como Villa Katanga, El Carnero y Las Colonias. La falta de potabilidad, la intermitencia y los rebosamientos de aguas negras son parte del panorama cotidiano.